2019 - Técnica Mixta.
Del pensamiento del filósofo Félix Guattari nace la idea de la "ecosofía", como una forma de modificar y reinventar nuestro entorno, deviniendo en nuevas prácticas que se abren para un cambio en "las relaciones del sujeto, el cuerpo y su territorio", por lo tanto, para analizar este estado de las cosas, deberá hacerse luz sobre determinadas "cegueras" de la vida contemporánea.
El arte en toda la magnitud de su sistema ético y estético es una tierra fértil para estas acciones. Guattari, afirma que es imposible separar la naturaleza de la cultura y propone comprender los acontecimientos con todos los elementos que inciden transversalmente a las circunstancias y a las relaciones sociales.
El conjunto de esculturas exhibidas en "El azar de la geometría", revela la dinámica propia de un espacio vital y reflexiona sobre las relaciones del habitar siguiendo los patrones de la naturaleza. En estas obras Sebastián Barrandeguy, centra su investigación artística en la "geometría orgánica". Esto le permite hacer una cartografía de las formas de la naturaleza a través de un juego de composiciones abstractas.
En el desarrollo de su trabajo, que consta de varias etapas, se hallan distintas piezas con las que ha elaborado instalaciones, objetos y esculturas. En su taller sorprende una zona dedicada a la conservación y reproducción de especies de árboles autóctonos de su país, allí se aprecia también una variedad de materiales que forman parte de su acopio personal y que son reservorio para la confección de sus esculturas.
En palabras del artista: "La idea estuvo enfocada a presentar un proyecto para el Ventorrillo de la Buena Vista" en donde confluyeran varios factores. "El azar de la geometría" es un conjunto de esculturas que nace de un proceso de trabajo sobre geometría orgánica, donde las partes componen evolutivamente la obra y tuvieron su base en la observación y trabajo sobre la naturaleza. El contacto y generación de estos ecosistemas y el proceso de abstracción geométrica están íntimamente relacionados con el territorio emocionalmente elegido".
Un hallazgo que determinó un nuevo camino para su obra, se produjo cuando el artista comenzó la recolección de los restos de materiales de pirotecnia, que se utilizan a granel en las fiestas navideñas y que al explotar quedan sus envases vacíos de pólvora y desperdigados en las calles. Estos objetos fueron pesquisados por el artista, que durante dos años trabajó sus particulares formas como pequeñas unidades que, diseminadas en distintos planos, confeccionaban paisajes abstractos.
Posteriormente, el proceso creativo devino en diseñar un plan de ensamblaje mayor que, junto a distintas piezas de maderas, también recolectadas en similares condiciones, dieron como resultado un equilibrio sutil y armonioso en la gestalt de cada pieza, estableciendo las formas de la geometría orgánica.
Cada obra logra un perfil propio, triángulos de madera que señalan puntos de fuga en diálogo con los dispositivos pequeños de pólvora pintados con una paleta alta, que a su vez pierden aquella identidad, para convertirse en eslabones que sostienen la estructura global.
En la presentación de esta muestra en el entorno de Villa Serrana, se evidencia el pliegue entre la ciudad y la sierra, entre los ecosistemas múltiples de la vida contemporánea. Esto es perceptible en la esencia y en los universos que contienen cada pieza, y se pone de manifiesto porque el espectador debe de seguir la consigna de explorar la singularidad del azar de estas geometrías.
El escultor investiga sobre una consciencia del estar perteneciendo a un paisaje determinado, a una dialéctica de las imágenes y de las ideas, que a su vez se relaciona directamente con sus estudios de arquitectura y escultura. Es en este proceso crítico de subjetivación en donde se inscribe la obra de Sebastián Barrandeguy, que con sus geometrías orgánicas, logra zonas de sutil equilibrio que invitan a la contemplación.
Lic. Jacqueline Lacasa
Montevideo, diciembre 2019.